Desde hace un tiempo vengo observando que en el sector hay dos opiniones muy comunes en relación a la formación inmobiliaria: por una parte las sesiónes de formación suelen ser muy parecidas entre sí y muy teóricas, mismas ideas expresadas con diferentes palabras y por la otra hay un exceso de oferta formativa.
Cabe remarcar que la formación nunca es excesiva. Una oferta amplia de formación nos beneficia a todos. Ahora bien, hay que ver de qué tipo de formación estamos hablando, cómo se estructura, cómo se imparte y muy importante, cómo se transmite.
Resulta complicado que en formaciones por ejemplo de tres o cuatro horas, lo aprendido pueda llevarse realmente a la práctica aunque también podemos encontrar ese problema en programas formativos más amplios. ¿Por qué motivo?. Pueden ser varios, temarios muy ajustados en tiempo, falta de atención, problemas en la transmisión del conocimiento o el motivo que considero principal: excesiva teoría imposible de llevar a la práctica.
El coaching inmobiliario resuelve este problema porque no finaliza en la mera transmisión de conocimientos, lo explicaré con un caso real: hace un tiempo tuve una reunión con el gerente de una agencia que iba a contratar mis servicios. Durante la reunión tuvo que atender a una visita inesperada y aproveché para salir a la calle a fumarme un cigarrillo. En la puerta de la oficina coincidí con un comercial que estaba haciendo lo mismo.
El chico me preguntó que si había venido a una entrevista, a lo que respondí afirmativamente, el dió por sentado que era para incorporarme como comercial. Yo aproveché para preguntarle si en aquella agencia recibían formaciones, su respuesta fue la siguiente: «Sí, recibimos formación pero ya ves tú, aquí vienen muchos teóricos a explicarnos qué tenemos que hacer pero ya me gustaría a mí verlos salir a la calle a poner en práctica sus enseñanzas».
Con el gerente llegué a un acuerdo así que empecé mis sesiones con ellos. Imaginad la cara de aquel comercial cuando descubrió realmente lo que iba a hacer yo allí. Pero su opinión sincera me ayudó mucho más de lo que él podía pensar. Aquel chico estaba demandando conocimientos teóricos que se pudieran llevar a la práctica y ya no sólo eso, sino que alguien les ayudara a ponerlos en práctica, esa era su necesidad y me atrevo a decir que es la necesidad de muchos. Aquí entra en escena el coaching inmobiliario.
El coach inmobiliario construye un puente entre la formación teórica y los integrantes del equipo con el fin de que los conocimientos transmitidos no se queden en la mera teoría. Ese es su objetivo final, que realmente haya un cambio tanto de actitud como de metodología en los miembros del equipo, ya sean comerciarles, gerentes o coordinadores, a través de la transformación de la teoría en práctica. ¿Recuerdas lo que te enseñé ayer en la pizarra?. Hoy vamos a tocarlo en la calle.
El mundo de las ideas y el mundo de lo real, después de tantos años, Platón y Aristóteles también siguien presentes en el sector inmobiliario.
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